Una gran apuesta que tratamos de dar, intentando dejar de lado los estereotipos, descolonizando la mirada y la mente y acompañado así otra narrativa de este inmenso continente en forma de corazón. Hemos elegido la segunda alternativa con una premisa: cantada o no, la liturgia eclesial africana nunca puede prescindir de ellas, sus mujeres, la columna vertebral que sostiene y cuida el desarrollo de todos los aspectos de la vida. No es así como se percibe a las mujeres y a hombres que nacieron en esta tierra. También se aplica al problema de la relación entre la mujer y la Iglesia.
Por las calles, tiendas, bares y pensiones de San Francisco circulan decenas de lenguas. Mucha gente del barrio, en especia africana, día a día se maneja en varias lenguas, en una misma conversación o incluso con un mismo interlocutor. Voy a señalar algunas situaciones que muchas personas del alfoz hemos vivido, sobre estas y otras cuestiones relacionadas las lenguas, tomando principalmente como ejemplo a africanos y africanas. Calle del barrio de San Francisco, Bilbao. Veamos el ejemplo de Alí, un comerciante gambiano que vive en el barrio desde hace seis años: Su pueblo, Tambassa, es sarakole. Fachada a Tambassa, al otro lado del río Gambia, hay un pueblo mandinga. Son vecinos desde hace siglos.