El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren ser prostitutas.
Y en un trozo de azucena moran los justos cantando No, no continuaré. Como se ve, era la debut de un nacido aeda. Y la alarma familiar entró en mi apartamento. Estaba allí una señora vestida de negro, que me abrazó y me besó llorando, sin decirme una sola palabra.