No es lo mismo. De ahí que el sexo oral con condón sea una exigencia inamovible de muchas, una garantía de protección para las prostitutas contra posibles enfermedades sexuales. Pero por el otro lado, también es cierto que el sexo oral sin preservativo tiene otra tarifa. Generalmente, se cobra por un dinero mucho mayor que el oral con condón. Las prepagos que son muy selectivas con su clientela, a veces se permiten ciertas excepciones y asumen los riesgos. En todo caso, se trata de una elección de cada una, una opción plenamente personal. Algunas lo hacen y otras no. INFOportal que ofrece asesoramiento a escorts, a través de consejos e información muy variada.
Ahí me recostó sobre la cama, se desnudó y se puso a mi lado, siguiendo con su tarea frontal, es decir, chupando mi pene. Actualidad, con toda mi atención dedicada a ello, pude sentir lo que eran unos labios chupando, una lengua lamiendo y una mano acariciando mis testículos. La sentía entrar y salir de su boca con una suavidad que nunca hubiese podido imaginar. Cuando llegaba a la punta, me daba unos lengüetazos en la punta que me hacían ver el cielo, para girar a introducírsela hasta dentro totalmente. Yo gemía despacito disfrutando de esas nuevas sensaciones. Se colocó sobre mí, a caballo y metió mi pene en su hendidura, comenzando a frotarse versus él. Yo notaba que entraba y salía de ella, así como el calorcito que emanaba.
Físicamente podría decir que es alta, con el pelo liso de media cabello color castaño, ojos verdes, nariz reducida, labios carnosos no muy grandes, una dentadura perfecta, una piel fina como terciopelo, unas tetas bien puestas, cintura estrecha, culo redondo, piernas largas con buenos muslos… es difícil describir a Ana y expresar lo preciosa que es. Siempre hemos ido juntos a todas partes, a la playa, al cine, de paseo, de viaje, aun en nuestras bodas fuimos padrinos respectivamente uno del otro. Alta, delgada, guapa y muy sexy, para colmo época simpatiquísima. Miki y yo mantuvimos nuestra amistad a pesar de nuestras parejas y así continuamos durante largo tiempo saliendo los cuatro, incluso después de casados, viajando siempre juntos a todos lados, y saliendo las dos parejas juntas todos los fines de semana. La confianza se hizo mutua y nos hicimos muy amigos. Sus movimientos, sus frases, sus gracias, su volumen, me volvían loco, la deseaba por cada cosa que hacía o decía, hasta el punto de que cuando hacía el amor con mi madama tenía a Ana en mi elucubración.